domingo, 19 de octubre de 2025

¿Por qué gana Vox entre los menores de 34 años?

En el panorama político español de 2025, Vox irrumpe con fuerza entre la juventud. Según la última encuesta del Centro de Investigaciones Sociológicas (CIS), Santiago Abascal se erige como el líder preferido para presidir el Gobierno entre los jóvenes de 18 a 34 años, superando incluso a figuras consolidadas como Pedro Sánchez y la izquierda woke. Este ascenso se acentúa en el tramo de 18 a 24 años, donde Vox triplica la intención de voto del PP, alcanzando cifras que rozan el 25% en algunos sondeos. 

Paralelamente, un revelador 21,3% de los españoles considera que los años de la dictadura franquista fueron "buenos" o "muy buenos" para el país, un porcentaje que entre los jóvenes de 18 a 24 años se mantiene en torno al 19-20%, pese a no haber vivido esa época. ¿Qué explica este giro hacia la ultraderecha en una generación supuestamente progresista?

El desencanto económico


El principal motor radica en el desencanto económico. La crisis de vivienda y empleo juvenil azota con virulencia a los menores de 34 años: el acceso a una morada propia es un espejismo para muchos, con alquileres disparados y contratos precarios que perpetúan la dependencia parental. Vox capitaliza esta frustración con un discurso antiinmigración que culpa a los "ocupas" y foráneos de la escasez habitacional, prometiendo mano dura y nacionalización de recursos. En contraste, el PSOE, que en 2023 aún retenía el voto joven gracias a medidas como el Ingreso Mínimo Vital, pierde terreno: cae al tercer puesto entre los sub-30, con solo un 15% de apoyo.

La democracia no da para vivir decentemente


Otro factor clave es el cultural y nostálgico. La percepción positiva del franquismo entre un quinto de la juventud revela una desconexión con la memoria democrática oficial. Influenciados por redes sociales y podcasts como "Bipartidismo Stream", que amasan decenas de miles de seguidores, los jóvenes de Vox abrazan un patriotismo visceral, valores tradicionales y un rechazo al "wokismo" progresista. 

Abascal, con su retórica de "España una, grande y libre", evoca un orden perdido que resuena en entornos rurales y urbanos desencantados. Además, Vox se infiltra en la cultura pop: desde memes en TikTok hasta guiños a la movida madrileña reinterpretada como rebeldía derechista, atrayendo a un "punk de derechas" que ve en el partido una alternativa fresca al establishment.

PP y PSOE, la misma mierda


Las redes sociales amplifican este fenómeno. Vox domina plataformas como X y YouTube con contenido viral, directo y confrontacional, donde Abascal compite como antagonista carismático de Sánchez. Mientras el PP, percibido como rancio y corrupto, sangra votos hacia Vox —que absorbe abstencionistas y exfeijoístas—, el partido de Abascal se posiciona como el ariete de la derecha radical. Sondeos como el de Opina360 lo sitúan en el 20,6%, impulsado por este flujo juvenil.

En suma, Vox gana terreno no por ideología pura, sino por explotar grietas generacionales: precariedad económica, vacío identitario y algoritmos que premian la polarización. Este 21% que reivindica el franquismo ilustra un revisionismo histórico alimentado por la desinformación digital, donde la nostalgia sustituye al análisis crítico.

Democracia con corrupción y sin justicia, ¿a quién sirve?


El auge de Vox entre los menores de 34 años alerta sobre una brecha profunda en la sociedad española. Si no se abordan las raíces —desde políticas de vivienda inclusivas hasta una educación cívica robusta—, esta tendencia podría reconfigurar el mapa electoral, erosionando el consenso democrático forjado en la Transición. La juventud no es monolítica; urge un relato alternativo que recupere su fe en el progreso compartido, antes de que el populismo derechista consolide su hegemonía. 

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