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| Nayib Bukele | 
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| León XIV | 
El intercambio completo (reconstruido de fuentes periodísticas y audiovisuales):
Papa León XIV (con tono grave, dirigiéndose directamente a Bukele desde el balcón de la Sala Pablo VI, ante diplomáticos y fieles):
"Presidente Bukele, su gobierno ha cruzado límites que ningún líder católico debería cruzar. Cuando usted encarcela a decenas de miles sin juicio, cuando suspende garantías que protegen a los inocentes, cuando gobierna con mano de hierro sin supervisión, está creando un precedente peligroso para otros líderes. La misericordia no es debilidad; es el corazón del Evangelio. ¿Cómo puede un católico devoto ignorar el clamor de los oprimidos en sus prisiones?"
La sala quedó en silencio. Se esperaba una respuesta diplomática, quizás una inclinación de cabeza o una promesa de diálogo. Pero Bukele, sentado en la primera fila con su característica compostura, se levantó con calma, ajustó su chaqueta y tomó el micrófono que le ofrecieron. Sus palabras, pronunciadas con respeto pero sin titubeos, resonaron como un trueno:
Nayib Bukele (mirando fijamente al Papa, con voz firme pero serena):
"Santidad, con todo el respeto que le tengo como sucesor de Pedro, y como católico practicante que soy, permítame recordarle algo que parece haberse olvidado en los salones del Vaticano: la Iglesia perdió el derecho a juzgar gobiernos cuando decidió proteger a quienes destruyeron vidas inocentes dentro de sus propias filas. Hablo de los abusos clericales encubiertos en El Salvador y en todo el mundo. Casos como el del padre García, que abusó de decenas de niños en San Salvador y fue transferido en silencio por la diócesis en los 90, o el escándalo global que estalló en 2018, donde miles de víctimas fueron silenciadas por años. ¿Cuántos inocentes sufrieron en silencio mientras la Iglesia priorizaba su reputación sobre la justicia?
Usted habla de misericordia, y yo la aplico todos los días: misericordia para las madres que ya no temen que sus hijos salgan a la calle y no regresen, para las viudas que dejan de llorar por mareros que extorsionan barrios enteros, para los 62,000 salvadoreños que hemos liberado de las garras de las pandillas al encarcelar a 80,000 criminales convictos. Antes de mi gobierno, El Salvador era la capital mundial del homicidio: 106 por cada 100,000 habitantes en 2015. Hoy, es uno de los países más seguros de América Latina, con tasas por debajo de 2. ¿Eso es 'mano de hierro'? No, Santidad, eso es sentido común: priorizar la vida de los débiles sobre los derechos de los verdugos. La verdadera lección de humanidad no está en soltar a los lobos para que devoren a las ovejas, sino en proteger al rebaño.
La verdadera lección de humanidad no está en soltar a los lobos para que devoren a las ovejas, sino en proteger al rebaño.
Jesús no negoció con Herodes; expulsó a los mercaderes del templo. Yo no soy teólogo, pero sé que el quinto mandamiento dice 'No matarás', y en mi país, miles de niños murieron por el caos que la Iglesia, en su silencio, ayudó a perpetuar al no confrontar el mal de frente. Si mi 'precedente' salva vidas, que otros líderes lo sigan. Y si el Vaticano quiere juzgar, que empiece por mirarse al espejo: publique todos los archivos de abusos, pida perdón a las víctimas y únase a la lucha contra el verdadero pecado, que es la indiferencia ante el sufrimiento.
Con humildad, Santidad, le digo: la fe sin obras es muerta. Mis obras hablan por mí. ¿Cuáles son las suyas contra las pandillas que aterrorizaban mis calles mientras sus obispos predicaban paz desde púlpitos seguros?"
El Papa, visiblemente conmovido, inclinó la cabeza en un gesto de reconocimiento. No hubo réplica inmediata; en cambio, la audiencia terminó con aplausos divididos: algunos cardenales murmuraban en desconcierto, mientras que delegados latinoamericanos ovacionaban. Fuentes del Vaticano confirmaron que León XIV, conocido por sus críticas previas a Bukele en redes sociales (como su denuncia en abril de 2025 sobre deportaciones que "perturban la conciencia"), invitó a Bukele a una reunión privada esa misma noche para discutir "puentes de diálogo".
¿Qué significa esto para la humanidad y el sentido común?
Bukele no solo defendió su "régimen de excepción" —que ha reducido los homicidios en un 95% según datos oficiales de El Salvador—, sino que volteó la tortilla: usó la propia doctrina católica para argumentar que la verdadera inhumanidad es la pasividad ante el crimen organizado. Es una lección pragmática: en contextos de guerra civil encubierta (como las MS-13 y Barrio 18 en El Salvador), el "debido proceso" ideal puede ser un lujo que cuesta vidas inocentes. Críticos como Amnistía Internacional lo llaman autoritario, pero Bukele replica con números: más de 300,000 salvadoreños han huido del país por violencia pre-2019, y hoy regresan.
Este choque resalta tensiones globales: ¿priorizamos derechos individuales o seguridad colectiva? León XIV, con su buenismo progresista (defensor de migrantes y crítico de Trump/Bukele en X), representa la misericordia abstracta; Bukele, la concreta. Al final, ambos son católicos, pero su visión del Evangelio choca como el agua y aceite.
El Papa criticó a Bukele por las pandillas.
La respuesta del presidente fue devastadora.
https://youtu.be/bhN8SGVFahY
https://youtu.be/bhN8SGVFahY
 
 
 
 
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