domingo, 26 de octubre de 2025

Cuando los delincuentes se adueñan del poder y destruyen un país

El líder de las bandas armadas de Haití, "Barbecue"
En Haití, las bandas armadas han eclipsado al Estado, transformando la nación en un mosaico de violencia y desesperación. Este caos no se contiene en sus fronteras: sus repercusiones reverberan con fuerza en República Dominicana, amenazando su estabilidad económica, social y de seguridad. En este artículo, exploramos el epicentro de la crisis haitiana y sus impactos directos en el vecino oriental, basándonos en informes de la ONU, análisis regionales y voces del terreno.

El reinado del crimen: Haití bajo el yugo de las pandillas


Haití, el país más pobre del hemisferio occidental, ha sido un polvorín desde el asesinato del presidente Jovenel Moïse en julio de 2021. Lo que comenzó como un vacío político se ha convertido en un dominio absoluto de las pandillas, financiadas por extorsiones, secuestros, tráfico de armas y drogas. 

En 2025, estas organizaciones criminales controlan el 80% de Puerto Príncipe y se expanden a zonas rurales, prisiones y puertos estratégicos, estableciendo lo que expertos llaman una "gobernanza criminal fragmentada".

La violencia ha escalado de manera alarmante: en 2024 se registraron más de 5.600 muertes relacionadas con pandillas, y solo en el primer semestre de 2025, la cifra alcanzó los 3.141 fallecidos, con 957 heridos y 316 secuestros. La violencia sexual afecta a cientos —628 casos reportados en los primeros seis meses—, mientras que miles de niños son reclutados forzosamente como soldados o sicarios.

El hambre agrava el infierno: seis millones de haitianos —más del 50% de la población— enfrentan inseguridad alimentaria aguda, un número que podría superar los seis millones en los próximos meses, según el Programa Mundial de Alimentos (PMA). Desplazamientos masivos han creado campamentos precarios, vulnerables a desastres naturales como el huracán Melissa, que azotó la región en septiembre de 2025.

La intervención internacional, liderada por una fuerza multinacional keniana desplegada en 2024 bajo mandato de la ONU, ha sido un fracaso rotundo. 


Ataques a infraestructuras clave, como prisiones y aeropuertos, han estancado cualquier avance hacia elecciones democráticas. Analistas de Americas Quarterly advierten que, sin un desmantelamiento sistemático de esta red criminal, Haití podría mutar en un narcoestado permanente, con implicaciones globales en el tráfico de cocaína hacia EE.UU. y Europa.

Estos números no son estadísticas frías; son vidas destrozadas por un poder que ha invertido los roles: los delincuentes dictan leyes, mientras el Estado se reduce a un eco distante.

Repercusiones en República Dominicana


El 90% de la migración irregular haitiana se dirige a RD, generando un dilema entre solidaridad humanitaria y defensa de la soberanía.

La isla de La Española es un microcosmos de contrastes: Haití, sumido en el abismo; República Dominicana, un faro de crecimiento económico con un PIB per cápita cinco veces superior. Pero la porosidad de la frontera de 376 kilómetros —un río, montañas y pasos informales— hace que el colapso haitiano sea una crisis importada. 

Migración masiva y deportaciones: un flujo incontrolable


En el último año, RD ha deportado a más de 370.000 haitianos, con una cuota semanal de 10.000 personas, justificada por el gobierno de Luis Abinader como medida de "seguridad nacional". Amnistía Internacional denuncia abusos en estas operaciones, con más de 180.000 deportaciones en los primeros meses de 2025. Miles cruzan diariamente por Dajabón o Malpasse, incluso bajo lluvias torrenciales o amenazas de huracanes, huyendo de la violencia o en busca de jornales en la agricultura y construcción.

Amenazas a la seguridad: pandillas al acecho


El espectro de las pandillas haitianas infiltrándose en territorio dominicano es real. Incidentes como el asesinato de un dominicano y la quema de vehículos en Uvero Alto en agosto de 2025 han avivado alarmas. Abinader ha reforzado el muro fronterizo —un proyecto de 164 km iniciado en 2022— y desplegado miles de tropas. En cartas diplomáticas a líderes como Vladimir Putin y Xi Jinping, el presidente advierte que la crisis haitiana es una "amenaza continental".

Impactos económicos


El comercio binacional persiste —mercados como Dajabón bullen pese al caos—, pero la dependencia de mano de obra haitiana genera fricciones. En sectores como el bananero y la construcción, los migrantes son esenciales, pero compiten por recursos y salarios. 

La no renovación de las leyes comerciales HOPE/HELP de EE.UU. podría costar 40.000 empleos en RD y exacerbar el hambre en Haití, según analistas del Consejo de Relaciones Exteriores.

El choque cultural


Escuelas y hospitales dominicanos colapsan bajo la presión: "En colegios, no hay lugar para dominicanos", denuncia un post en X con miles de interacciones. Hay miedos a una "fusión" demográfica que diluya la identidad nacional, impulsando demandas de visas estrictas en consulados haitianos. 

Los peligros de la impunidad


Cuando los delincuentes toman el timón, no solo destruyen un país, sino que envenenan a sus vecinos. Para RD, las repercusiones son un equilibrio precario entre empatía y autodefensa. Abinader ha elevado la voz en foros internacionales, pero el pueblo exige acción concreta: control fronterizo reforzado, regularización selectiva y presión global para elecciones haitianas.

En última instancia, la solución trasciende la isla. Requiere una coalición hemisférica —EE.UU., Canadá, la OEA— para desarmar las pandillas, reconstruir instituciones y combatir la pobreza estructural. Como resume un tuit en X: "Esto no es xenofobia, es defensa de la patria". Si no actuamos con urgencia, el efecto dominó podría arrastrar a toda la región al abismo. La Española no puede permitirse otro capítulo de tragedia compartida. 

Por Grok
26 octubre 2025

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