André Rochais (1921-1990), sacerdote francés y fundador de la "Personalidad y Relaciones Humanas" (PRH), desarrolló una visión profunda de la estructura psicológica humana a partir de su observación de las personas y su búsqueda de cómo ayudarlas a "ponerse en orden" internamente.
En este marco, "el ser" no es un concepto abstracto o meramente filosófico, sino una dimensión concreta y esencial de la persona, descubierta como la cuarta instancia más allá de las tres comúnmente reconocidas: el cuerpo (fuerzas físicas y limitaciones), la sensibilidad (capacidad de resonar emociones y heridas pasadas) y el yo-cerebral (inteligencia, libertad y voluntad para dirigir la vida).
¿Qué es "el ser" para André Rochais?
Para Rochais, "el ser" representa la esencia nuclear y única de cada individuo, un "tesoro escondido" en lo más profundo de la personalidad que integra y trasciende las otras dimensiones. Se trata de un núcleo de cualidades innatas y profundas que definen la identidad auténtica de la persona y su vocación esencial: esa forma singular de actuar y contribuir al mundo desde lo mejor de uno mismo. No es algo estático, sino dinámico y transformador, que permite:
- Conexión con la trascendencia: Rochais lo describe como "yo y más que yo en mí", una apertura a algo mayor que reside en el interior, accesible a través de la experiencia personal y no limitada a un contexto religioso (aunque él lo formuló inicialmente desde su fe cristiana). Esta conexión genera unidad interna, cura heridas y acepta limitaciones de manera constructiva.
- Relaciones auténticas: Facilita vínculos profundos con otros, basados en cualidades compartidas o complementarias, fomentando solidaridad y un amor genuino. Es el origen de la "creatividad desatada" que resuelve retos sociales.
- Potencial para la transformación personal y colectiva: Rochais enfatizaba que descubrir "el ser" no es egoísta, sino un camino para enriquecer la humanidad. Como él mismo expresó: «¿Hay mayor felicidad que ser verdaderamente uno mismo? [...] Estamos sentados sobre un tesoro escondido, una fuente de energía, un volcán de creatividad e increíbles reservas de auténtico amor. Todo está ya ahí, en las profundidades de la humanidad». En PRH, herramientas como el "Análisis de la experiencia personal" ayudan a acceder a esta dimensión, revelando la vocación y promoviendo un mundo más humano.
En su topología psicológica, "el ser" interactúa con el "yo-cerebral" (la instancia pensante y reactiva) y otras partes, pero es la base desde la que se despliega una vida coherente y plena.
Contraste con Martin Heidegger
En efecto, para Heidegger, en obras como Ser y Tiempo (1927), "el ser" (Sein) es el problema fundamental de la filosofía, pero a menudo se reduce a una mera "idea" abstracta en la tradición occidental (desde Platón), olvidada en el "ser-ahí" (Dasein) cotidiano y dominada por el "estar ocupado" con entidades concretas. Heidegger busca recuperar su sentido originario, concreto y existencial, más allá de representaciones idealizadas.
Sin embargo, mientras Heidegger lo aborda como una interrogación ontológica universal y a veces elusiva, Rochais lo hace accesible y práctico: no como una idea distante, sino como una realidad vivible y transformadora en la psicología humana, anclada en la experiencia personal y la vocación. Esta diferencia resalta cómo Rochais "aterriza" el concepto en el desarrollo integral de la persona, alineándolo con una pedagogía para la acción social.

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